jueves, 20 de agosto de 2009
RICARDO GONZÁLEZ VIGIL: EN LETRA SIEMPRE VIVA: Por Jorge Ita Gómez
Obra en la que sustenta la importancia y la originalidad de José María Arguedas.
Conocida es por todos la pasión desbordante por la literatura, linterna de Diógenes o lámpara votiva, que alumbra el camino de Ricardo González Vigil (Lima, 1949), Miembro de Número de la Academia Peruana de la Lengua, por mantener siempre viva la flama incandescente de la creación, a través de la poesía, la crítica, el ensayo, el periodismo y aun la cátedra universitaria; la misma que ejerce como profesor principal en la Pontificia Universidad Católica del Perú, desde hace un buen tiempo atrás. Y a cuya vasta bibliografía, entre los que destacan, “De Vallejo a nuestros días” (1984), “El cuento peruano (1983-2000), “Comentemos al Inca Garcilaso”, (1989), “Retablo de autores peruanos (1990), “El Perú es todas las sangres” (1991), “Poesía peruana Siglo XX (1999), “Lectura mundo” (Poesía 1965-2003), entre otros, se suman ahora dos títulos más: Poemas de amor (2004) y Diamantes y pedernales, relatos escogidos y vida y obra de José María Arguedas (2004), como laureles a su hoja de vida.
-Es verdad, que en sus inicios, ejerció la cátedra también en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega?
-Sí, yo enseñé un ciclo en 1973, a partir de una invitación hecha por estudiantes de educación de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, que asistían a mis clases en la Católica. Dicté un curso de estilística en la Facultad de Educación.
-Ahora, bien, háblenos como Almustafá al amado pueblo de Orfalese en el libro “El Profeta” de Kalhil Gibran, acerca del amor y de sus más recientes poemas de amor.
-Bueno, como digo en unas palabras preliminares, en el primer momento en el cual yo tuve una escritura poética intensa en el que todos los días escribía a la edad de 14 o 15 años, el tema dominante era el tema amoroso. La fiebre de escribir poesía me comenzó con poemas vinculados un poco a una imagen idealizada, si quieres un eterno femenino con mucha influencia de la poesía tradicional, la poesía del Siglo de Oro español, la poesía romántica, la poesía modernista. Yo comencé con poemas de amor.
-Desde su particular perspectiva, ¿cuál es el eje temático que presenta su ensayo respecto al autor de “El zorro de arriba y el zorro de abajo”?
-El libro que acabo de publicar se complementa con una edición que yo ya hice de "Los ríos profundos" el año 95, que tiene una introducción muy amplia de más de cien páginas, en el que presento mi lectura de conjunto de Arguedas y de lo que ha significado dentro de la vertiente llamada "indigenista", y sus vínculos también con la corriente del "realismo mágico" o maravilloso. Contiene además una selección de relatos y una síntesis de la vida de Arguedas y su importancia, explicando su originalidad dentro del "indigenismo" y del llamado "realismo maravilloso".
-Tiene noticias del libro “Los colegios mercedarios en la educación de José María Arguedas” de la socióloga Carmen María Pinilla Cisneros?
-Sí, claro, porque Carmen María Pinilla trabaja continuamente Arguedas, y cada cierto tiempo estamos en contacto con información. Ella ha reunido un material muy útil; pero este es el primer trabajo más o menos orgánico, sistemático que reproduce el modo de habla de los personajes y que permite ver cómo Arguedas se basa en un material real para luego reelaborarlo y convertirlo en un mundo nuevo, muy rico, muy de ficción.
-¿A propósito, qué opinión tiene sobre los Concursos literarios y premios en general, y qué gravitación, considera Ud., tienen en la carrera de un escritor?
-Bueno, yo creo que en un país como el nuestro con tantas limitaciones editoriales, como en el caso de las revistas culturales que les es difícil sobrevivir e, incluso en las secciones culturales de los periódicos, es complicado; pero creo asimismo que los concursos son especialmente necesarios en países como el nuestro. Sobre todo aquellos que como en el caso del Premio Copé de Petroperú y de la revista Caretas, publican los trabajos ganadores, cumpliendo así una labor importante, dejando de saldo más beneficios que las dificultades que puedan generar estos concursos, que gozan de gran expectativa.
-La no inclusión en 1999 de poetas que no gozan del “reconocimiento” en su antología “Poesía peruana siglo XX”, suscitó un gran terremoto poético en esa -digámosla así- otra gran esfera. A cinco años del hecho, qué nos puede decir al respecto?
-Reconozco que siempre hay un margen de error y de subjetividad; pero creo que no soy un crítico que actúo de modo especialmente arbitrario, porque dadas las limitaciones que no faltan a veces uno no conoce algunas publicaciones de poco tiraje que hay entre la gente muy joven y peor si son de provincias. Y uno no lo hace por exclusión. Considero más bien haberme preocupado en un porcentaje creo aceptable de mejorar y ampliar esta antología respecto de otra que hice con el Banco Continental el año 84. No obstante, naturalmente, las limitaciones existentes.
-¿A su parecer, existe o no existe la “Generación de los 90”, y de existir, qué nombres arriesgaría lanzar como dados para abolir el azar?
-Con todas las limitaciones y hablar de generación tampoco creo que es un método que te soluciona todo. Yo lo uso por cuestiones didácticas, porque utilizado de modo relativo permite ver marcos importantes de cambios. Ponerle un nombre es una forma de aludir a una época. Lo que sí creo es que hay suficientes signos de una nueva hornada. Y en cuanto a los nombres, Generación 90-92, yo preferiría llamarla así.
-Finalmente, sin pretensiones moralistas, ni mucho menos, ¿qué aconsejaría a los jóvenes que se inician en el arte sano de esculpir o exteriorizar con regocijo verbal las interioridades insondables del alma humana?
-Lo más importante, como lo han señalado grandes poetas como Vallejo, el propio Rubén Darío, Neruda es ser fiel a la propia sensibilidad; y ser original significa ser uno mismo, no ser copia; o sea no tratar de escribir porque se escribe, porque está de moda, porque otro escribe de tal manera, sino dejar que aflore nuestra sensibilidad real.
Publicado en la Página Cultural del diario "Liberación", el 13 de octubre del 2004.
PEDRO LÓPEZ GANVINI: SILUETAS DEL TIEMPO: Por Jorge Ita Gómez
El motivo de la portada del libro es una pintura elaborada especialmente por el artista plástico ancashino Teófilo Villacorta Cahuide.
Discrepancias aparte, Pedro López Ganvini, poeta y periodista garcilasino nacido en Caraz en 1966; autor por añadidura de los poemarios Concierto de romance (2002), Paralelo 69 (2001), Memorias de una rata (2001), desórdenes (2002) y En el enigma de tus ojos (2004); como nunca nadie antes lo había hecho hasta entonces, dio –gracias a la mediación de sus buenos oficios ante el Comité Editor integrada por los Drs. Julio Mendoza, Lucas Lavado y Armando Barreda– una gran apertura en el Fondo Editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, para la publicación de una saga de proyectos literarios, entre los que cabe destacar los siguientes títulos:
El ojo de la aguja y Poemas cifrados en algodón con sangre de Jorge Ita Gómez, Invisible carne herida de Carlos Eduardo Zavaleta, El sol en el ocaso de Pablo Villena Hananel, Decires o algo así… y Simplezas de Enrique Acosta, Construcción de transparencias de Miguel Ángel Guzmán, Respuesta para tres o cuatro de Raúl Heraud, Tontas canciones de amor de Antonio Sarmiento, Sanatorio para enfermos mentales de Jorge Espinoza Sánchez, Ríos viejos/voces nuevas de José Vargas, Sotto voce de Harold Alva, Los peruanismos en la literatura peruana del Dr. César Ángeles Caballero, Varia canción de Gustavo Armijos, Lectura mundo de Ricardo González Vigil, Poesía peruana contemporánea (Antología crítica, Volumen I y II) de César Toro Montalvo, Navegar en la lluvia (Antología del cuento ancashino) de Ricardo Ayllón, Poesía peruana infantil de José Beltrán Peña, Nota de poesía (Tres poetas periodistas) S. Risso, Araceli Má, López G., y contándose entre los más esperados ¡Oh hada cibernética! del poeta Carlos Germán Belli, y en proceso de edición 21 poetas del XXI (más siete) del poeta y crítico Manuel Pantigoso, y, Vibo (Antología personal) de Jesús Cabel.
Ahora como corolario a su flamante labor de antólogo y acucioso investigador de las letras, como señala Miguel Ángel Guzmán, tarea ésta que cumple recreando y exigiendo al creador que es, ya no para construir su obra sino para construir con textos ajenos, el libro ideal que le hubiese gustado escribir, para el enriquecimiento de la literatura peruana nos presenta en esta ocasión, ofreciéndonos la exaltación de quien goza al hacer gozar para, luego, en un segundo momento, transferir la luminosa permanencia de concebir una identidad plasmada en algo que va más allá de ser un mero regocijo verbal, el primero de tres tomos de su ansioso y largamente esperado inventario Siluetas del tiempo (Tomo I, Lima, marzo del 2004, 482 pp.).
-¿Cómo así nace en ti el deseo ferviente de embarcarte en esta travesía tenaz que supone inventariar, la poesía hasta entonces dispersa, de todo un departamento?
-¿De qué fuentes y referentes culturales te has servido para la realización de tu trabajo?
-Entrevistas a investigadores, literatos y poetas ancashinos. También significó la revisión de bibliotecas públicas y familiares, asimismo archivos periodísticos, hemerotecas y bibliografía diversa y dispersa del departamento.
-Y luego de este aporte significativo y fundacional, ¿qué viene?
-El volumen II de Siluetas del tiempo y uno tercero que en el camino se definió, que es el volumen donde estarán presentes los poetas jóvenes ancashinos. Estoy en proceso de búsqueda del material.
-Igualmente, desde el título nos parece interesante, tu ensayo aún inédito El huayno en blanco y negro: su valor poético. ¿Podrías brevemente brindarnos un mayor alcance al respecto?
-Es un trabajo que recopila canciones del folclor andino, cuyos textos por su calidad y mensaje los he considerado con cierto valor poético y que por el hecho de ser presentado mediante un ritmo musical algo marginado y subestimado por los "costeños" no se le presta atención, pero cuando la gente inteligente lee las canciones plasmadas en blanco y negro en una hoja y con la objetividad del caso, reconocerá esa expresión del alma, del sentir de hombres de otras latitudes y otras idiosincracias, que son así o nacieron allí no porque quisieron sino porque el destino lo quiso así, y desde allí muestran su arte.
LA VOZ CALEIDOSCÓPICA DEL POETA PUNEÑO OMAR ARAMAYO: Por Jorge Ita Gómez
Se dejó ver y oír en el ICPNA de Miraflores
Tras exitosa presentación de su último libro
El poeta, pintor y músico nativo de Yunguyo-Puno, Omar Aramayo (1947), ha publicado “Aleteos al horizonte”, “El llanto de los bolsillos”, “La estela del vacío”, “Malby, el dolor pensativo”, “Antigua canción”, “Lámpara ciega”, “Prohibido pisar el gras”, “Axial” y, más recientemente acaba de editar “Caleidoscopio”, libro de notable factura -que recoge la casi totalidad de su producción-, sostenido e intenso de principio a fin, con el que acredita su reconocida calidad artística.
El universo poético o radio de acción de su poesía tiene su origen en la más intrincada mixtura de una serie de elementos que van desde la vanguardia pasando por la música y la pintura que la hacen particularmente rica, azas diversa, hasta dotar a su obra de un lenguaje sugerente, ambicioso y dialéctico, posibilitando múltiples lecturas y valorizaciones conceptuales diversas, en tanto y en cuanto procura fluirla a plenitud con autenticidad.
La obra de Aramayo está adscrita a la que los estudiosos y críticos han dado en llamar Generación del ´70, con toda la alta gracia que ello conlleva. Y por eso, al fin el poeta accede a esta entrevista a través del caleidoscopio de su voz que dificultosamente nos llega para hablar de esa vieja nave dorada llamada: poesía, dada la cantidad de gente que lo asedia para los parabienes y el autógrafo de ley.
-¿Cuál es su propuesta poética o los factores desencadenantes en este nuevo libro suyo?
-Este nuevo libro es un conjunto de colecciones, es un conjunto de poemarios que se han publicado parcial o íntegramente desde 1964, de tal manera que es un conjunto de colores del movimiento; da la impresión de ser un caleidoscopio.
-¿Cuál considera usted sea el aporte más significativo de su obra en general al enriquecimiento de nuestras Letras?
-Bueno, yo creo que el enriquecimiento o la cuota, el aporte que tiene cada escritor es su propia visión, su propio mundo lingüístico, su propio sentimiento, su singularidad en cuanto existen personas diferentes, actitudes diferentes, artistas diferentes; pero verdaderamente diferentes. Es el momento en que existe verdaderamente un enriquecimiento.
-Somos conscientes del esfuerzo titánico y hasta heroico que supone editar un libro en nuestro medio, ¿cómo es que ha hecho entonces para financiar Caleidoscopio?
-Son cosas mínimas, lo importante, es lo más difícil: escribir noche a noche, madrugada a madrugada, día a día, depurar lo que uno escribe originalmente y que va corrigiendo, ¡eso es lo difícil! La publicación física, material no es lo más importante, lo importante es la composición, la creación. Claro que para esto, en gran medida, ha intervenido Jaime Chihuán, editor del libro.
-Se arguye mucho desde siempre sobre las “argollas”, ¿confirmaría entonces el
aserto de que se ha desatado en los medios de comunicación, a manos de la mafia que dirige el “stablishmen” literario, la consigna soterrada de acallar autores cuyos nombres no suenen a platería de cristal o cañonazo?
-Es probable... pero la verdad es que no sabría qué responder a esta pregunta. Claro es cierto, los grandes poetas aparecen después de mucho tiempo. De otro lado, no es cierto que Vallejo publica el 22 y muere el 37, recién hacia los 50 es conocido; Oquendo de Amat con el trabajo de un grupo de poetas desde Puno y con una tesis universitaria el año 77, recién es conocido, después de 50 años de muerto. Es cierto también que en el Perú los poetas tienen que morir, tienen que ser fusilados, tienen que desaparecer en la nada para ser recuperados. En ese sentido, sí es cierto.
HABLAN LOS POETAS DEL 90: JORGE ITA GÓMEZ,...: Por Santiago Risso
Háblame sobre ti: ¿quién eres?, ¿dónde y cuándo naciste?, ¿qué has hecho por la vida hasta hoy?
¿Qué quién soy? Eso creo mejor que yo o nadie lo dice mi poesía. Nací para el mundo de la poesía como Borges cuando agosto era 24, pero el 61, en Malvas-Ancash-Perú. Poco menos que los otros congéneres de mi promoción, fui como Whitman un poco soldado, enfermero, labriego y carpintero; otro tanto, docente decente en San Isidro o La Parada. Ahora, nada, pues.
¿Cuáles son tus obras publicadas e inéditas y de qué tratan?
“El amor visto a través del vino” (1989), cuya temática, es obvio, salta a la vista. “Reino de este mundo” (1990), una suerte de testimonio veraz y desgarrado o crónica moderna no sólo de El Agustino sino de algunos otros sectores de esta descomunal Metrópoli. “Ansianhelante” (1998), re-plantea ‘el deseo y el ansia de eternidad del hombre en cuanto a ser’.
¿Qué autores han ejercido influencia en tu obra?
Aunque, mal o bien, podría mencionarte algunos, más o menos de todos cuanto he leído, fundamentalmente Vallejo y Parra.
¿Cómo te ha tratado y marcado la década del Noventa que acaba de culminar?
Literariamente hablando, bien (relativo), por lo líneas más arriba acotado, permitiéndome ante todo re-afirmar mi vocación literaria. Mas no así en el ámbito laboral.
¿Te has presentado alguna vez a un certamen literario?, ¿qué ventajas y desventajas traen estos concursos?
Sí, a más de uno. Y con resultados escasamente más que favorables y asaz en prerrogativas a la larga efímeras, adicionadas al riesgo (sin hipérbole) de convertirte en poeta sastre: confeccionar versos al gusto y la medida del que funge de crítico o jurado calificador de turno.
¿Cómo observas la crítica literaria en nuestro país, a nivel de: a) periódicos y revistas, y b) publicaciones especializadas?, ¿existe res-ponsabilidad o desidia respecto al ejercicio crítico especialmente en la cobertura de nuevos autores?
Por lo general, y esto es bien sabido por todos, pareciera que careciéramos de ella, por su miopía. Lo que sí se hace muy evidente, es una soterrada consigna en los medios de comunicación masiva (principalmente en los periódicos) de acallar a autores cuyos nombres no suenen a platería de cristal o cañonazo.
¿Existe o existió la generación del Noventa? De ser así, ¿cuáles son sus características y los principales aportes entregados a la tradición o contracultura literaria del Perú?
Hay, a todas luces, claras (y marcadas) muestras de su existencia y re-afirmación, tanto que negarlo sería por puro disparate un absurdo; más aún cuando ahora por balance de fin de siglo e inicio de un nuevo milenio asistimos con bastante expectativa a su propio florecimiento, dada su condición de Generación nexo, una de cuyas características más saltantes es la diversidad mostrada en el registro de voces.
¿Cuáles son los principales poetas y narradores del siglo XX en el Perú?
José María Eguren, César Vallejo y Martín Adán; José María Arguedas, Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique y Julio Ramón Ribeyro, respectivamente.
¿Cuál es el futuro de la literatura peruana, hacia dónde apunta?
Apunta, qué duda cabe, a que re-surjan de “tierra adentro” o de aquí-cito nomás, los auténticos y más dignos representantes de nuestras nunca bien ponderadas letras.
Escoge un único libro, personal, nacional o universal, que acompañe a tu “pijama de madera”.
Qué difícil (se me hace) escoger de tres tan solamente un libro: “El ingenios hidalgo don Quijote de la Mancha” de “El manco de Lepanto”.
En: “Vivir Bien” – Vivir con arte – Año IV – Nº 40 – 2000.
EL AMOR VISTO A TRAVÉS DEL VINO: Por Carlos Zúñiga Segura
-¿Qué elementos poéticos se articulan en tu libro “El amor visto a través del vino”?
-Son variados y múltiples; sobre todo, por lo sugerente que resulta desde el título. En todo caso, mucho dependerá del cristal con que el lector lo mire, dado que el lenguaje poético es connotativo. Esto por un lado. Y por el otro: es, en su aspecto medular, un libro en el que pongo de manifiesto mi culto a la concisión y una clara cercanía a la perfección formal; aun cuando el tópico que trasunta (binomio “amor”-“vino”) resulte siendo un tratado universal desde la época de los griegos. La novedad -si es que así se la puede llamar- está en todo caso signada por el tratamiento del lenguaje, en el afán de buscar nuevas fórmulas de decir lo mismo de un modo diferente y cuyo rasgo más notable está gráficamente representado en el único poema visual (“La copa rota”) que presenta el libro.
-¿Perteneces a un movimiento poético? Y ¿cuál crees que es tu aporte en el panorama de la nueva poesía?
-Efectivamente... pero más que a un “movimiento poético” pertenezco más concretamente a lo que responde por definición a un “Grupo Cultural”, que fundáramos un contingente de amigos que abrazábamos y respondíamos a un mismo ideal dentro del arte; contando además con nuestro propio vocero, la Revista de Arte y Literatura: “Estruendomudo”, abierta a los jóvenes exponentes de la cultura.
Mi modesto aporte en el panorama de la nueva poesía es justamente el de contribuir con mi trabajo de creación poética, ora como director de la revista antes mencionada, participando activamente en el proceso de cambio que experimenta nuestra literatura, a fin de lograr, en tal búsqueda, la afirmación de nuestra identidad.
-¿Qué lecturas o autores gravitan en tu ejercicio literario?
-Los autores que más gravitan en mi ejercicio literario a través de la lectura de sus obras, ya por el valioso legado histórico o la honestidad con que vivieron y escribieron sus obras, no importando el orden en que siguen, son: César Vallejo, el Inca Garcilaso de la Vega, José María Arguedas, entre los nuestros. Además de Walt Whitman, Nazim Hikmet, Franz Kafka, Juan Rulfo, entre otros.
-En el 450º Aniversario de Garcilaso, como estudiante de esa casa de estudios, ¿cuál crees que es su presencia en el pensamiento del Perú contemporáneo?
-Ante todo manifestar -y soy honesto al decirlo- me siento honrado de ser estudiante “Garcilasino”, por lo que GARCILASO representa en las letras peruanas y universales. Más que creer tengo la plena seguridad y firme convicción de que la presencia del Inca Garcilaso de la Vega en el pensamiento del Perú contemporáneo es altamente significativa por constituirse de palabra, pensamiento obra y/o misión en un verdadero legado y claro ejemplo de peruanidad; pues en “Los Comentarios Reales” (Cantar de Gesta de la nacionalidad peruana), su obra fundamental, recoge y nos muestra todo el esplendor del Imperio Incaico; es decir, la grandeza alcanzada por nuestros honrosos antepasados. En él se encarna el maestro y guía espiritual de todo lo que representa el arte y la cultura orientada hacia la búsqueda, revaloración y la afirmación de nuestra verdadera identidad. No en vano, Garcilaso -ha dicho el poeta brasileño Manuel Bandeira- “es la aurora del espíritu americano y el despertar de su emoción más profunda”.
-¿Qué posibilidades le asignas a los demás integrantes de tu generación?
-Es ya un lugar común afirmar que el Perú es un “territorio sembrado de poetas” y, por extensión, que la poesía peruana goza no sólo de buen nivel sino también de buena salud. Por la implicancia que este aliciente conlleva en sí, todo indica que tenemos asegurada la mejor de las posibilidades. Creo, por tanto, en el trabajo que vienen desarrollando los integrantes de mi generación, así como en el mío propio.